Thursday 13 September 2012

Un tipo de (inter)cambio excelente

Lo que me sorpren cuando desde hace unas semanas discutía el intercambio de estudiantes con algunos jovenes con 19 años no fue su entusiasmo para un nuevo estilo de vida, sino sus preguntas sobre dinero. Había contado historias de encuentros internacionales, aventuras locas, clases interesantes… pero ellos solo querían saber los detalles de mi presupuesto, diciendo que con un décimo podrían tumbarse unas semanas en una playa asiática. No creo que el intercambio estudiantil sea solamente una vacación relajada muy larga – en cambio es una experiencia imprescindible y vale la pena (¡y el dinero!)
En primer lugar, en nuestro mundo moderno donde encontramos cada día noticias, personas, y oportunidades internacionales, es indispensable que pasamos tiempo desarrollando la capacidad de localizarnos en otros lugares y simpatizar con forasteros.  Los que pasan tiempo estudiando en el extranjero aprenden el idioma y las costumbres del país (como no lo hacen los turistas) y saben vivir en una manera respetuosa y adaptable que vale otras formas de vida.
En segundo lugar, el proceso de mudarse a otro país puede producir un choque de culturas que, superado, provoque que el estudiante investigue a su identidad y tenga simpatía para los inmigrantes que necesitan adaptar su vida al otro ritmo. Si él que ha sentido añoranza por su país lo vence, sigue una persona más madura y tolerante.
En tercer lugar el internacionalismo de jóvenes juega un papel muy importante en la prevención del racismo. Por conocer gente del todo del mundo, y hacerse amigos con un grupo de jóvenes internacionales los estudiantes saben que en el fondo somos seres humanos que pueden cooperar y convivir en paz.
También ayuda al compartimiento de ideas nuevas el intercambio. Uno debe pensar en una manera creativa cuando encuentra desafíos, y se ve cada día que como él lo hace no es el única manera. Además las relaciones entre académicos y estudiantes facilita la erudición internacional.
En conclusión, hay muchas ventajas de hacer un intercambio, aunque sea un poco más cara que broncearse en la playa no aprendiendo nada. Naturalmente no es para los que no quieren intentar adaptarse a otra cultura o no buscan aventuras internacionales, pero solicitar una beca, ahorrar el dinero u trabajar mucho durante el verano puede resultar en una experiencia inolvidable y de valor incalculable.

 

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